Mujeres vulneradas en México

sábado, agosto 09, 2008

Neoliberalismo e injusticia fortalecen feminicidio en México:


Observatorio Ciudadano del Feminicidio

Por: CIMAC Fecha publicación:29/ 01/2008

En el gobierno de Felipe Calderón los asesinatos de mujeres a nivel nacional han continuado. Así lo constata el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio que, hasta agosto del 2007, contabilizó mil 800 casos de asesinatos de mujeres en toda la República Mexicana. En un recuento elaborado por esta instancia ciudadana, se registra que en 2006 en Ciudad Juárez hubo 25 casos y en lo que va del 2008 se han cometido 7 asesinatos en esta ciudad fronteriza con Estados Unidos. Mientras los asesinatos de mujeres de continúan, la respuesta del gobierno federal ha sido una política de desmantelamiento de las instituciones creadas para la atención de los asesinatos, denunció el Observatorio Ciudadano.
Es el caso de la Comisión de Juárez y la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos de Violencia contra las Mujeres (Fevim), instancias que se encuentran inactivas y sin titular. En el marco del Foro Social Mundial, que se lleva a cabo en la Ciudad de México y concluye este sábado 26, más de 60 Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) de toda la república, agrupadas en el Observatorio, señalaron que ‘en México, la actual política neoliberal y la falta de procuración de justicia han fortalecido el fenómeno del feminicidio’.
En comunicado de prensa, las y los activistas abundaron que uno de los aspectos que no han sido analizados a profundidad en la incidencia del fenómeno del feminicidio en México, es sin duda, la política económica de Estado, enmarcada en el neoliberalismo inhumano. ‘Uno de los efectos negativos de la política neoliberal ha sido la feminización de la pobreza, la cual insita la violencia de género, la falta de procuración de justicia fortalece este fenómeno’, exponen.
Feminización de la pobreza
En la mesa de análisis Feminicidio en México, coordinada por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), dentro de los trabajos del Foro Mundial, las y los participantes indicaron que la situación de apertura comercial que ha representado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sin variaciones en la política económica, ha generado durante los últimos 15 años una escala nacional creciente de desempleo y falta de oportunidades para todos los sectores de la población.
Lo que se traduce, subrayaron, en lo que se conoce como la feminización de la pobreza, reconocida por los gobiernos en la Conferencia mundial de la mujer en Beijing en 1995, foro donde se planteó que algunos aspectos de la pobreza están vinculados al género.
‘El sistema de acumulación y dominación que representa el neoliberalismo, se ocupa primordialmente de tomar el control de los actores sociales, procesos económicos y culturales, para dar paso al desarrollo de un proceso de legitimación de sus políticas públicas económicas que ignoran la esencia de los derechos humanos, así como la integridad individual de las mujeres en este caso’, abundaron. Política deshumanizada ‘que ha emprendido un camino de aceptación cultural de la violencia de género y de la violación sistémica de los derechos humanos’, enfatizaron.
Impunidad
De la misma manera, integrantes del ONCF señalaron que otra consecuencia de la política neoliberal en el sector femenino es la no impartición de justicia. Según datos del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad en México el 75 por ciento de los delitos no se denuncian. Del 25 por ciento que si denuncia, 2 de cada 10 casos se investiga, de ellos sólo el 12 por ciento terminan en consignación y apenas el 5 por ciento de los culpables son sentenciados. Esta ’situación de impunidad expone a las mujeres a una mayor indefensión’, de acuerdo con el ONCF Contexto al que habrá que sumar una naturalizació n (natural) de la violencia institucional, agregaron, que potencia la impunidad y no permite a las mujeres el desarrollo de una vida libre de violencia, haciendo nulo su derecho al acceso de justicia.
‘Hechos que en términos reales han significado que el fenómeno del feminicidio tenga un caldo de cultivo para su desarrollo’, denunciaron. Herencia panista Durante el sexenio de Vicente Fox, el feminicidio alcanzó una cifra a nivel nacional de más de 6 mil mujeres asesinadas, según información de la Comisión Especial de Feminicidios de la legislatura anterior, LIX, en la Cámara de Diputados, promovida por la feminista Marcela Lagarde.
Al término de dicho gobierno, se informó que el trabajo de la Procuraduría General de la República (PGR) en Ciudad Juárez había concluido, dejando un saldo de más de 450 mujeres asesinadas en el periodo de 1993-2006 y varios asuntos pendientes. Mientras que 177 funcionarios públicos -responsables de negligencia, corrupción y omisión- quedaron impunes, así como también los perpetradores de los crímenes. Más del 75 por ciento de los casos están sin resolver y hay una ofensiva institucional y de la iniciativa privada en Cuidad Juárez contra las y los defensores de los derechos humanos que han denunciado, señala el OCNF.
Actualmente, el Observatorio Ciudadano se encuentra documentando los casos de asesinatos cometidos a mujeres, ‘para tener más elementos que demuestren cómo este sistema económico está fortaleciendo el fenómeno del feminicidio y poder generar un cambio en las políticas públicas integrales que ayuden a las mujeres a salir de los círculos de violencia que las rodean’.
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Denuncia intimidación la periodista Cecilia Vargas Simon en Tabasco…
Villahermosa, Tabasco a 28 de enero de 2008. Al Lic. Marcos Rosendo Medina Filigrana Director del diario La Verdad del Sureste A la sociedad tabasqueña: El pasado domingo 27 de enero, entre las nueve y pasadas las once de la mañana, mi hija, mi nieta y yo, nos encontrábamos en la azotea lavando ropa. Al terminar, bajamos las tres a nuestra casa -en la planta alta del andador 3 de Luis Jaidar 205, de la colonia Gaviotas Norte-; al entrar, me percaté primero que el mantel de la mesa del comedor había sido jalado al suelo con todas las cosas que estaban encima, incluyendo la bolsa que uso para el trabajo, cuyo contenido –grabadora, audífonos, cassetes, una pequeña cámara fotográfica, libreta, directorio telefónico y dos celulares-, se encontraban en el suelo, junto con los demás objetos que estaba en la mesa.
Fue claro para nosotras que la bolsa de mano, no solo se cayó con las otras cosas, sino que fue revisada y los objetos dejados en el suelo. En una primera impresión parecía un robo o por lo menos un intento, sin embargo nos llamó la atención que, por lo menos de tres o cuatro de las pesadas sillas de madera del comedor, estaban acostadas en el suelo y los sillones de la sala volcados con las bases hacia arriba. Mi hija me pidió que yo y mi nieta nos quedáramos en la entrada de la casa mientras ella revisaba, si en las recámaras o en alguno de los baños aún permanecían el o los intrusos; cuando se cercioró de que ya no estaba nadie, nos dimos a la tarea de revisar las recámaras.
El o los intrusos solo entraron a la recámara que ocupamos mi esposo y yo, en donde, como el mantel de la mesa del comedor, la sábana había sido desplazada de nuestra cama con los objetos que estaban encima. El colchón había sido movido ligeramente. Nos llamó todavía más la atención el hecho de que, aún cuando en esta casa escasean los objetos de valor material, nada de lo que podría valer la pena para un ladrón se llevaron; por lo menos, mi monedero con 200 pesos, otros 500 pesos que estaban a la vista, los dos celulares de los que dispongo y la cámara fotográfica, y los aparatos eléctricos, estaban intactos.
Los periodistas que tenemos muchos años en este oficio, a eso le llamamos “mensajes”, una especie de “advertencia” . Sin embargo, hasta alrededor de las cuatro de la tarde todavía pensábamos que podría haber entrado alguien bajo los efectos de alguna droga y que a lo mejor creía que en esta casa se guardan grandes sumas de dinero u objetos de gran valor y que no le había dado tiempo de buscar más.
Usé mi celular para comunicarle a mi hermana lo que había sucedido. Mi hermana y su familia que son las personas que viven en la planta baja, como otras miles que viven en Gaviotas, sufrieron los estragos de la inundación, por lo que se vieron en la necesidad de buscar un lugar donde vivir temporalmente, por eso su casa está vacía. Por el celular le conté lo que había sucedido y acudió a mi domicilio. Cuando ella y mi cuñado llegaron, mi esposo había regresado de trabajar y juntos comentamos que había sido una “intromisión” extraña porque no había robo ni destrucción de nada.
Digo esto porque, cuando le llamé no tenía ningún otro indicio. Salimos a comer a la calle -alrededor de las cuatro de la tarde- y cuando miré de nuevo mi celular había el siguiente mensaje: “Recibio el mensaje que le dejamos en su casa. Deje de escribir. No intente localizarnos” . Por supuesto el número del teléfono del remitente no aparecía, y quien lo envió solo se identifico como “mío”.
Durante dos o tres horas el mensaje seguía en el buzón. Era para mí una evidencia de la presunta amenaza. Para mi sorpresa horas después el teléfono celular no contenía ningún mensaje, todos fueron borrados. La lógica nos lleva a deducir que lo anterior fue obra de varias personas, que permanecieron vigilando nuestros movimientos desde muy temprana hora –o días previos- como para darse cuenta que mi esposo habían salido antes de las ocho de la mañana y que los vecinos del andador, incluso los propietarios de una tienda que se encuentra exactamente frente a nuestra casa, no estuvieran o por lo menos no afuera.
Desde el punto donde lavamos, no se puede observar quien entra o sale de ambas casas y el tiempo que permanecimos ahí y los ruidos de alrededor nos impidió percatarnos quien entra o sale del domicilio. Llama la atención que los intrusos abrieron la chapa de la puerta de la entrada, sin romperla, como lo hacen los expertos. No quiero pensar qué hubiera pasado si antes de la hora en que bajamos, alguna de las dos hubiéramos entrado solas con la niña y sorprendido a los intrusos.
No es la primera vez que como reportera al servicio de la sociedad, de las mujeres, de las agrupaciones civiles, de los ciudadanos que sufren injusticias y necesitan hacerlo público, sufro actos intimidatorios.

Fue muy doloroso para mí que en marzo del 2005, de manera vil y cobarde, me dejaran un mensaje similar en la persona de mi hija. En este hogar viven tres mujeres físicamente indefensas: mi madre de 88 años, mi nieta de año y medio y la que esto escribe, porque para nadie es un secreto que mi salud es frágil desde hace varios años. Quien o quienes intentaron intimidarme actuaron de manera torpe y retadora: torpe, porque las denuncias que recojo como reportera no dependen de mí sino son un relato de la realidad y ni el miedo ni la corrupción podrán mantenerlas ocultas. Confío en que siempre habrá alguien que le de voz a la sociedad.
Y es una acción retadora porque se trata asimismo de una afrenta a las instituciones encargadas de darles seguridad a los ciudadanos…a menos de que quienes así actúan gocen de protección e impunidad. Estoy consciente de que los periodistas de todo el país vivimos tiempos peligrosos, pero tenía la esperanza de que actos cobardes como el que vivió mi hija en el 2005, por el trabajo que desarrollo, no se repitieran en Tabasco.
Agradezco la solidaridad de quienes me han manifestado su apoyo al enterarse de esta intimidación. Considero que las autoridades deben garantizar que cada ciudadano en este país, y por supuesto en esta entidad, pueda desarrollar sus actividades lícitas sin ser molestado. Es a lo que aspiro y por lo que seguiré luchando.
Atentamente
Cecilia Vargas Simon